En Gibraltar, la máxima autoridad militar en nombre de la Reina es el Gobernador que también es el Comandante en Jefe de las fuerzas británicas en el Peñón. Así ha sido desde hace más de 300 años… con muy contadas excepciones en las que había una autoridad superior en el Peñón… como cuando, durante la II Guerra Mundial, Dwight. D. Eisenhower, antes de ser presidente de los EEUU, ejerció ese papel de autoridad en Gibraltar, como comandante supremos de la fuerzas aliadas.
Y lo hizo desde una oficina situada dentro del Peñón, en un túnel construido con otros propósitos, pero que tomó un protagonismo que conseguiría que la historia sea como ahora la conocemos
El 22 de diciembre de 1942, el corresponsal de guerra para Associated Press Wes Gallagher difunde al mundo un suceso sorpresivo.
The New York Times lo anunciaba en su portada: “Eisenhower Commanded Gibraltar In First Days of African Drive” y continuaba en la página 8: “EISENHOWER RULED GIBRALTAR BRIEFLY”
El entonces general estadounidense Dwight D. Eisenhower, responsable durante la II Guerra Mundial de la planificación y supervisión de la invasión del norte de África en la Operación Torch llegó a Gibraltar y se puso al mando de la fuerza operativa del Peñón y se convirtió en el primer extranjero en 200 años en tomar el control de Gibraltar.
No debió de ser una noticia sencilla de difundir, ya que el propio Gallagher explicaba que la censura le hizo retrasar la publicación.
“Ni en mis mejores sueños en West Point [la academia militar],” relataba quien llegó a ser presidente de los EEUU, “llegué a pensar que yo, un general americano, podría llegar a ser comandante en jefe de la fortaleza británica de Gibraltar”. Estas palabras las dijo, literalmente, dentro del Peñón, en su oficina, horadada, como tantos kilómetros, para defender Gibraltar de los ataques sufridos desde el siglo XVIII.
Fuente
Si Ike llegó a convertirse en el máximo responsable de Gibraltar lo fue por su condición de Comandante en Jefe de las fuerzas aliadas, cargo que ocupaba desde el 8 de noviembre, y el general Noel Mason-MacFarlane, hasta entonces al mando en el Peñón, estaba bajo sus órdenes.
El túnel que ayudó a ganar una guerra
Durante semanas y en secreto, 5.000 trabajadores españoles habían estado colaborando para colocar aparatos de señales y para horadar en las tripas del Peñón hasta 40 oficinas en las que dar cobertura a las autoridades militares que fueron allí a dirigir la Operación Antorcha, el desembarco conjunto de británicos y estadounidenses en el norte de África.
Se dice, apócrifamente, que algunos de estos trabajadores españoles seguramente serían simpatizantes de los alemanes, pero que el gobierno británico tenía interés en que pudieran volver a España y contar a sus colegas alemanes lo fuerte que era el Peñón a la espera de la invasión. Se non è vero, è ben trovato.
También crearon en los aledaños del túnel oficinas, barracones, salas de descanso… y en ellas trabajaron, tras la evacuación de la población civil, las prácticamente únicas mujeres que en esos momentos habitaban en Gibraltar, un grupo de Wrens, los miembros del Servicio Naval Real de Mujeres, la rama femenina de la Royal Navy.
Ese túnel, el único que surca el Peñón de Este a Oeste, en el que Eisenhower tuvo su oficina de mando, fue y aun ahora sigue siendo, uno de los lugares más seguros del mundo. Allí guardan ahora sus datos grandes compañías de servicios financieros, comercio electrónico o juego online.
Y en su construcción y en la de la base naval trabajaron desde 1893 hasta los primeros años del siglo XX, se ha dicho, miles de españoles. Para conseguirlo se creó hasta una vía férrea, la única que ha habido en Gibraltar, que servía para trasladar los escombros, y que documentó el escritor y periodista portorriqueño Ramón Martínez García en 1897 en su libro de viajes “Una excursión en diez y seis jornadas”, aunque él no llegó a saber que se trataba de un túnel ni de una base naval.
“Se puede llegar por el Este al barrio del Catalán, o Caleta, donde se reparan las fuerzas con algún ‘piscolabis’, y creo que están trazando un camino de circunvalación, a juzgar por la vía férrea que arrastra continuamente los escombros de la dinamita desde más allá del citado barrio”, cuenta Martínez.
Hasta que se finalizó el túnel, la entonces nueva base naval fue haciéndose a base de piedra traída en barcazas desde el lado este del peñón hasta el puerto de Gibraltar, en el lado oeste.
El túnel Admiralty (del Almirantazgo) permitió traer la piedra de las canteras del lado este a través de un ferrocarril de vía estrecha de un metro para ayudar a construir la base de la marina en el lado oeste.
Y poco más de 40 años después de su construcción, el ejército británico le dio un nuevo, estratégico y vital uso a un túnel de 960 metros, cuya construcción costó exactamente 8.136 libras, 18 chelines y 4 peniques; 104 libras, 8 chelines y 4 peniques más de lo previsto.
Esas poco más de £8.000, que hoy podrían suponer hasta 9 millones, permitieron que Eisenhower dispusiera del puesto de mando más secreto y seguro del planeta, desde el cual pudo ejercer su mando sobre Gibraltar y desde el cual el mundo consiguió evitar un radical giro en su historia.