Prensa Internacional – Ā«Terquedad espaƱola: Madrid debe darse cuenta por fin de que la batalla por el territorio se perdió hace mucho tiempoĀ» – A018

Editoriales de la prensa alemana y americana sobre Gibraltar y EspaƱa

Stuttgarter Zeitung

12 de agosto 2013

La tercera pƔgina (editorial)

Terquedad espaƱola

Gibraltar: Madrid debe darse cuenta por fin de que la batalla por el territorio se perdió hace mucho tiempo.

En estos días, España estÔ de nuevo flexionando los músculos. Quien quiera entrar en la colonia britÔnica de Gibraltar o salir de ella, tiene que soportar horas de espera. Los funcionarios fronterizos españoles actúan con toda la calma del mundo en busca de contrabando. Pero esto es sólo una excusa. Los controles fronterizos acrecentados representan un castigo, apenas disfrazado, para los díscolos gibraltareños que se han atrevido a crear un arrecife artificial frente a su costa para prevenir la pesca con redes de arrastre. Primero se indignaron los pescadores españoles y luego todo el país.

Gibraltar es botín de guerra: hace 300 años, Gran Bretaña se aprovechó de la confusión de la Guerra de Sucesión española para adquirir este Peñón de importancia estratégica en la entrada del MediterrÔneo. España ya ha tenido tiempo suficiente para superar la pérdida. Pero no quiere hacerlo. Hace como si Gibraltar fuera español. Ignora la voluntad de los 30.000 habitantes de Gibraltar, que prefieren ser súbditos britÔnicos a ser súbditos españoles. Mientras España no abandone todas sus reclamaciones se seguirÔn produciendo conflictos innecesarios como éste acerca del arrecife artificial. Gibraltar necesita seguridad jurídica, con fronteras y aguas territoriales internacionalmente reconocidas. Esto no requiere de la diplomacia de la ONU, sólo del sentido común español.

Süddeutsche Zeitung

12 de agosto 2013

PÔgina de Opinión

por Thomas Urban

EspaƱa, lo interior de la polƭtica exterior

La situación es clara: Hace once aƱos, el 99 por ciento de los 30.000 habitantes de Gibraltar rechazaron dividir los derechos de soberanĆ­a sobre su territorio entre Londres y Madrid. Desde entonces el Reino Unido, a quien pertenece Gibraltar, no ve ningĆŗn motivo para volver a negociar. El ministro espaƱol de Asuntos Exteriores, JosĆ© Manuel GarcĆ­a-Margallo, tiene una opinión diferente, y ahora estĆ” en busca de aliados en el conflicto sobre Gibraltar – y los busca en AmĆ©rica del Sur.

AllĆ­, los argentinos reclaman las Islas Malvinas, que tambiĆ©n pertenecen a los britĆ”nicos – a pesar del hecho de que en marzo un 99,8 por ciento de la población votó a favor de permanecer con Gran BretaƱa.

Sin embargo, el presidente Mariano Rajoy deja hacer a su Ministro de Exteriores, porque claramente tiene las miras puestas en la política nacional. Después de que hace diez días inicialmente pareciera que se podría librar del escÔndalo de dinero negro de su partido, la opinión pública se ha vuelto en su contra tras la publicación de material adicional. Gibraltar siempre ha sido un tema con el que los gobernantes podían puntuar con sus compatriotas. Rajoy también envía una señal de aviso a los líderes separatistas de Cataluña en Barcelona. Porque éstos, a la sombra del escÔndalo de corrupción en Madrid, estÔn preparando un referéndum sobre la independencia.

Wall Street Journal Europe

14 de agosto 2013

PÔgina de Opinión

por Bret Stephens

Este Peñón es mío ¿vale?

Desde luego no fue como cuando Francis Drake zarpó desde Plymouth para combatir a la Armada Invencible. Aun asĆ­, el lunes los medios de comunicación britĆ”nicos se llenaron de imĆ”genes del portahelicópteros Illustrious segĆŗn partĆ­a de la Base Naval de Portsmouth con destino a Gibraltar. Una vez mĆ”s, Madrid estĆ” creando un gran alboroto por el Peñón que lleva codiciando desde que fue cedido a Gran BretaƱa ā€œpara siempreā€ segĆŗn el Tratado de Utrecht de 1713. Y Londres a su vez, segĆŗn el Times, ā€œestĆ” preparando planes para emprender acciones legales sin precedentes contra EspaƱa por imponer controles adicionales en la frontera con Gibraltarā€.

Puedo entender la reclamación espaƱola. En lugar de malgastar el tiempo y el dinero en una disputa diplomĆ”tica infructuosa, el Primer Ministro David Cameron deberĆ­a decir que estĆ” dispuesto a ceder Gibraltar a EspaƱa – con una Ćŗnica condición.

EstÔ condición sería un compromiso por parte del gobierno español de renunciar a sus derechos sobre las ciudades de Ceuta y Melilla, que se encuentran frente a Gibraltar, en la costa norte de África. Marruecos lleva mucho tiempo reclamando estos enclaves españoles y en julio de 2002 incluso llegó a enviar tropas para tomar un pequeño islote español deshabitado cercano a Ceuta. Madrid respondió una semana después desplegando sus fuerzas armadas, aéreas y especiales para recuperar el islote sin derramamiento de sangre, pero aún persiste cierta tensión.

Los españoles podrían oponerse a devolver las dos ciudades basÔndose en el hecho de que sus habitantes se consideran mayoritariamente españoles y desean seguir siendo parte de España. Claro que, la última vez que los gibraltareños llevaron a cabo un referendo sobre su soberanía, el 99% se expresó a favor de seguir siendo britÔnicos.

Por supuesto, Madrid no podrĆ­a devolver Ceuta y Melilla sin antes pedir que Marruecos ajustase su propia situación territorial. Desde 1975, Rabat ha ocupado el Sahara Occidental – un territorio mayor que el Reino Unido – a pesar de que ningĆŗn otro paĆ­s reconoce la soberanĆ­a marroquĆ­. A la posición de Marruecos se opone un grupo apoyado por Argelia conocido como el Frente Polisario, el cual administra un ā€œpaĆ­sā€ llamado la RepĆŗblica Ɓrabe Saharaui DemocrĆ”tica.

Sin embargo, no sería lógico esperar que los líderes de Rabat entregasen semejante trofeo político a sus archirrivales de Argel sin esperar un sacrificio equiparable.

Ya han pasado mÔs de 50 años desde que la independencia de Argelia supuso el éxodo de casi un millón de pieds-noirs y la apropiación de sus bienes por parte del gobierno de Ben Bella. A pesar de que el gobierno francés pagó algunas pequeñas indemnizaciones a sus compatriotas expatriados, el gobierno argelino jamÔs ha reconocido, y menos aún reparado, la injusticia que cometió con una comunidad indígena que se había considerado a sí misma argelina durante varias generaciones.

Si Argel decidiese indemnizar a cada pied-noir (o descendiente) con una suma de $10.000, en dólares de 1962, por el perjuicio emocional y económico de perder su patria, Argelia debería desembolsar un total de $74.000 millones, lo cual equivale a sus beneficios por exportación de petróleo y gas durante un año. En términos morales, sería un precio muy bajo por el bienestar de los pieds-noirs y la gloriosa independencia del Sahara Occidental.

A continuación le llegaría el turno a Paris de enmendar su pasado. ¿QuizÔs la independencia de Nueva Caledonia en el Pacifico? ¿O tal vez la de la Guyana Francesa en Sudamérica? ¿O la devolución del puerto de Calais a la corona britÔnica?

Las posibilidades resultan fascinantes, pero claramente lo que tendrƭa mƔs sentido es devolver Alsacia, y quizƔs tambiƩn Lorena, a Alemania.

Existen varias razones de peso para ello: la mayoría de este territorio era germano-parlante antes de la Primera Guerra Mundial, tras la cual pasó a manos de Francia como parte de la paz cartaginesa establecida por el Tratado de Versalles. En cualquier caso, dado que la Unión Europea ha disuelto las fronteras nacionales, la devolución de los territorios sería un gesto simbólico de que las rivalidades del pasado han quedado superadas.

Y seamos sinceros, tarde o temprano los franceses van a necesitar un rescate de BerlĆ­n, asĆ­ que podrĆ­a considerarse como adelanto de la deuda. No me cabe duda de que, hoy por hoy, al francĆ©s medio le preocupa mĆ”s la seguridad de su pensión que el idioma en el que venga escrita la etiqueta de su Muscat d’Alsace.

En cuanto a los alemanes, no basta con recordar que han contribuido a todos los fondos de indemnización para las víctimas del Holocausto, ni tampoco que llevan a cuestas a los funcionarios griegos, los pensionistas portugueses y los banqueros españoles. ”Todavía queda pendiente el Asunto de Schleswig-Holstein! Solo porque el mundo entero haya olvidado cual era ese asunto no significa que hayamos olvidado que había un asunto. Ni que Schleswig-Holstein pertenecía a Dinamarca hasta que Bismarck lo anexionó en 1864.

Si, ha llegado el momento de devolverlo – y de pagar deudas por adelanto. Solo entonces podrĆ”n los daneses restaurar la plena soberanĆ­a de Groenlandia. Y solo cuando Groenlandia sea realmente libre podrĆ” redimirse por Bjƶrk. ĀæO ella es islandesa? Bueno, es igual. Seguro que Groenlandia habrĆ” sido culpable de algo en algĆŗn momento, y pagarĆ”n por ello. En algĆŗn punto de esta cadena, Orange County se separa de California, el inglĆ©s queda como el Ćŗnico idioma oficial de Quebec, los bizantinos son reinstaurados en Constantinopla, y Al Gore gana el recuento de Florida.

La otra opción es que Gibraltar siga siendo britÔnico.

Frankfurter Allgemeine Zeitung

14 de agosto 2013

PÔgina de Opinión

Roca

Los habitantes de las Islas Malvinas y la gente de Gibraltar son tan britĆ”nicos como se puede ser. Quieren mantener su pertenencia a Gran BretaƱa – y lo han expresado de manera imponente en los referendos [celebrados]. Ni Argentina ni EspaƱa aceptan este derecho a la autodeterminación. En el caso de Madrid, que ha pasado a los controles de trĆ”fico vejatorios, despuĆ©s de que las autoridades del Peñón crearan un arrecife artificial, sólo cabe un comentario: ĀæEl gobierno de Rajoy no tiene nada mejor que hacer que juntarse precisamente con Argentina, que recientemente expropió a empresas espaƱolas, para iniciar una lucha anti-colonial? Pero tal vez el Gobierno considera, acosado como estĆ”, que en realidad no tiene nada mejor que hacer. El hecho de que ahora hayan zarpado buques de guerra ingleses hacia la ā€œzona de crisisā€ completa la conversión de este litigio en una farsa patriotera.

SerĆ­a bueno que las partes europeas volvieran a la vida cotidiana – y que EspaƱa se acordase de sus enclaves norteafricanos.

130814 018 Eco de Prensa Internacional 12-14 de agosto 2013.pdf