Gobierno de Gibraltar
El Gobierno condena las demoras deliberadas en la frontera
Gibraltar, 28 de julio 2013
El Gobierno condena los retrasos excesivos, deliberados y desproporcionados en la frontera que han sido impuestos por las autoridades españolas.
Es vergonzoso que se obligue a ciudadanos de la UE a esperar casi seis horas para cruzar la frontera de Gibraltar a España. Las autoridades aduaneras españolas han hecho caso omiso del funcionamiento de los carriles verde y rojo [no declarar y declarar], parando y registrando a prácticamente todos los vehículos que entraban a España.
El Gobierno español ha impuesto estas demoras innecesarias a los ancianos, a los niños y a los enfermos con unas temperaturas que alcanzaban los 30 grados. Este suplicio obligó [a las autoridades de Gibraltar] a habilitar una ambulancia para tratar a las personas con condiciones médicas. El viernes, por ejemplo, un ciudadano español tuvo que ser llevado al hospital con dolores torácicos.
Las largas demoras han afectado a miles de personas que vienen a Gibraltar a trabajar todos los días, muchos de ellos españoles. Asimismo han perjudicado a numerosos turistas de diferentes nacionalidades y también a gibraltareños camino de España.
El Gobierno ha organizado la distribución de agua embotellada a las personas en la cola y un camión cisterna de agua de AquaGib[1] ha estado haciendo varias rondas.
El Gobierno español menosprecia una vez más las normas de comportamiento internacional generalmente aceptadas. Ha demostrado una total indiferencia por el sufrimiento que inflige a las personas que esperan durante horas para cruzar a España. Las medidas adoptadas por Madrid son ilegales y contrarias al espíritu y los principios en que se basa la Unión Europea.
La ironía es que la mayoría de los perjudicados son de nacionalidad española en vehículos matriculados en España.
El domingo, las autoridades españolas empezaron a entorpecer intencionadamente el flujo de tráfico que salía de España para entrar en Gibraltar.
Las demoras deliberadas de este tipo fueron urdidas por primera vez bajo la dictadura fascista del general Franco en los años sesenta. Es inverosímil que un gobierno español que se denomina democrático utilice tácticas idénticas de mano dura más de cuarenta años después.