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Discurso del Ministro Principal ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas
Gibraltar, 13 de junio de 2013
“Esta es mi segunda comparecencia ante el Comité en calidad de Ministro Principal de Gibraltar y hoy me encuentro acompañado del Viceministro Principal, Joseph García.
Señor Presidente, el próximo mes habrán pasado trescientos años desde que el Reino de España cediese Gibraltar al Reino Unido en virtud del Tratado de Utrecht de 1713 – cito textualmente – “dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno.”
Esta es una cesión absoluta de un territorio, si es que alguna vez hubo una.
Como muchos de ustedes sabrán, el Tratado también impidió la presencia de Judíos y Moros en Gibraltar y prohibió el comercio con las zonas adyacentes de España.
Sin embargo, apenas había terminado de secarse la tinta sobre el pergamino de Utrecht, cuando ya España incumplió el Tratado, tratando de recuperar Gibraltar mediante la fuerza y el asedio.
Hay una serie de actos conmemorativos previstos en Gibraltar durante todo el año, pero no vamos a celebrar un tratado antisemita, racista y que pretende restringir nuestros derechos como pueblo.
De hecho, ya hace cincuenta años que los sucesivos Ministros Principales de Gibraltar han acudido a este Comité solicitando que defienda nuestros derechos como pueblo según el Derecho Internacional moderno; bajo los términos de la Carta de las Naciones Unidas y las resoluciones sobre descolonización relevantes que establecen la jurisdicción de su Comité y engendran el “deber sagrado” que les obliga a actuar en defensa de nuestros deseos como pueblo.
Porque, para cualquier abogado internacional que se precie y a quien pregunten su opinión, resulta evidente que las cláusulas de un Tratado firmado en 1713 no pueden ser utilizadas seriamente en 2013 para restringir o limitar el derecho del pueblo de Gibraltar a determinar su propio futuro.
Aquella era una época de cañones y derramamiento de sangre en Europa, cuando no existía el concepto de derechos humanos y cuando los hombres y mujeres eran vendidos como esclavos por reyes y reinas, los cuales podían cederse entre ellos la autoridad sobre países a su antojo.
Sin embargo, para el actual Gobierno de España, el tiempo parece haberse detenido.
Tan recientemente como el mes pasado, durante el exitoso seminario de su Comité celebrado en Quito, Ecuador, el representante de España expuso a su país al ridículo internacional una vez más mediante presentaciones alarmantes y sintomáticas de la ceguera compulsiva del actual Gobierno a la realidad del Gibraltar moderno y de los gibraltareños de hoy en día.
La señora Pedrós Carretero dijo que – y por desgracia cito textualmente – “España no reconoce y nunca reconocerá un estatuto jurídico internacional para los actuales habitantes de Gibraltar ni tampoco aceptará jamás su supuesto derecho a disponer del Peñón.”
Tales comentarios no pueden tener cabida en el mundo moderno.
Este lenguaje del siglo XVIII lo está empleando una democracia del siglo XXI.
Semejante comentario puede haber tenido sentido en 1713 o en las profundidades de la España pre-democrática de los años 50, 60 y 70.
Pero hoy en día, unas manifestaciones que niegan la propia existencia de un pueblo con el cual tienen un “deber sagrado” deben ser anatema para ustedes, como lo son para mis compatriotas y para los gobiernos democráticos de todo el mundo.
Por tanto, aprovecho la ocasión del 300 aniversario de la firma del Tratado de Utrecht para repetir el desafío lanzado a este foro por otros Ministros Principales de Gibraltar en el último medio siglo.
Insto al Reino de España a que ponga a prueba su patético e insostenible punto de vista político en la Corte Internacional de Justicia sobre todas las cuestiones en disputa respecto a Gibraltar.
Si una vez más declinan hacerlo, señor Presidente, insto a este Comité, si fuese necesario a través de la cuarta Comisión de la cual dependen, a solicitar una Opinión Consultiva sobre la cuestión.
Porque, como ustedes saben muy bien, la ley internacional relevante a esta cuestión contradice por completo la posición española.
Gibraltar fue incluido por el Reino Unido en 1946 en la lista de territorios no autónomos y la condición jurídica internacional de nuestra nación no ha cambiado desde entonces.
Por este motivo, mi compañero de gabinete, Joe Bossano, uno de los políticos más destacados en el ámbito del derecho internacional sobre la autodeterminación de los pueblos coloniales, les recordó el mes pasado que la Resolución sobre Descolonización 1514 (XV) era plenamente aplicable a Gibraltar.
Esto significa que las únicas opciones existentes para la descolonización de Gibraltar son la independencia, la libre asociación, la integración o bien la solución a medida prevista en la resolución 2625 (XXV) de 1970.
Estas son las únicas opciones, señor Presidente.
No existe la opción de que Gibraltar sea entregado a España, como ellos pretenden.
Esa no es una opción.
No surge una doctrina aparte tan sólo porque un Estado alegue soberanía sobre un territorio de la lista.
La jurisprudencia internacional sobre este tema está demasiado desarrollada como para admitir que semejante disparate político sea adoptado como ley, no importa la cantidad de veces que sea repetido.
Por nuestra parte, señor Presidente, el pueblo de Gibraltar tiene clara su intención de ejercer la cuarta opción para la descolonización, la solución a medida creada por la resolución 2625 (XXV) de 1970.
Señor Presidente, en 2006 la población de Gibraltar aceptó nuestra Constitución actual mediante un referendum, el cual había sido acordado con el Reino Unido por el entonces Gobierno y la Oposición.
Una y otra vez hemos pedido a este Comité que nos diga si, en su opinión, este documento representa el mayor grado alcanzable de autonomía sin llegar a la independencia total; lo cual permitiría la descolonización de Gibraltar y un cambio en nuestra estatus jurídico internacional mediante nuestra retirada de la lista de territorios no autónomos.
Esto debería entonces ser aprobado específicamente por el pueblo de Gibraltar en el ejercicio de su derecho a la autodeterminación en un nuevo referéndum.
Sin embargo, no hemos obtenido respuesta hasta la fecha.
Ustedes siguen manteniendo un silencio sorprendente sobre el tema.
Señor Presidente, con todo el respeto, no podemos continuar en una situación en la que la gente del territorio, cuyos deseos supuestamente deben ser sagrados, es ignorada y dejada de lado por este Comité.
Este Comité existe para velar por los intereses de nuestra nación; para trabajar por los deseos de la gente que represento; para llevarnos de la mano hacia nuestras aspiraciones políticas.
No existe para plegarse a las pretensiones territoriales de nuestros vecinos, basados en un antiguo tratado de hace 300 años que está acumulando polvo y que hace mucho tiempo que se vio superado por los acontecimientos. Que ha sido superado por la Carta de las Naciones Unidas, los principios democráticos y el Estado de Derecho.
Y si existe alguna duda, entonces el Artículo 103 de la propia Carta aclara más allá de toda duda que “en caso de conflicto entre las obligaciones de los miembros de las Naciones Unidas en virtud de la Carta y sus obligaciones contraídas en virtud de cualquier otro convenio internacional, prevalecerán sus obligaciones en virtud de la Carta”.
De modo que esto resuelve el tema de Utrecht, al igual que el ya abandonado proceso bilateral de diálogo conocido como el Proceso de Bruselas.
Porque la doctrina de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional es que todos los pueblos tienen el derecho a la autodeterminación; y los tratados que pretendan interferir con este principio de alguna manera no son válidos en el derecho internacional.
Los sucesivos Ministros Principales han trazado varias veces el modo en el que este derecho se aplica a la población de Gibraltar en discursos previos.
Ustedes mismos, en secciones del propio sitio web de Naciones Unidas relativas a la descolonización, mantienen una referencia explícita y útil sobre su seguimiento de la situación en los 16 territorios restantes, y SIN EXCEPCION “su trabajo para facilitar el avance hacia la COMPLETA autodeterminación” de estos 16 territorios.
Por lo tanto parece claro que ustedes reconocen expresamente que el derecho a la autodeterminación es aplicable a todos los territorios INCLUYENDO A GIBRALTAR.
Por lo tanto, ya han decidido el asunto; tanto si a España le gusta como si no.
Lo dicen por escrito en su página web y por lo tanto, a menos que manifiesten explícitamente lo contrario, expresan claramente al mundo entero a través de Internet que esta es su posición.
Que, por lo tanto, los principios que rigen cómo debe producirse el proceso de descolonización son muy claros – y que no hay un mecanismo ad hoc, estado por estado, que puedan modificar para gratificar a España.
En ese contexto, señor Presidente, me complace informarles que nuestro Jefe de Estado, Su Majestad la Reina de Gibraltar, la reina Isabel II, dijo al Parlamento el mes pasado que el Gobierno del Reino Unido está de acuerdo con su posición y seguirá defendiendo el derecho a la autodeterminación del pueblo de Gibraltar.
Y por lo tanto, les afirmo a ustedes hoy con absoluta confianza que el futuro de Gibraltar será decidido sólo por el pueblo de Gibraltar, en el ejercicio de nuestro derecho inalienable a la autodeterminación política.
Cualquiera que piense lo contrario se equivoca.
La suerte está echada: Gibraltar pertenece a los gibraltareños.
Desde un extremo al otro.
No obstante, es necesario que este Comité dé el paso de reconocer esta realidad ineludible y nuestra primacía en esta materia según sus conclusiones, no sólo en su página web, y no sólo repitiendo la misma decisión por consenso sobre Gibraltar año tras año.
Señor Presidente, el Secretario General de las Naciones Unidas les dijo el 21 de febrero de este año que la historia del trabajo de este Comité no puede volver a ser retratada como “la descolonización diferida”.
El Gobierno de Gibraltar está totalmente de acuerdo con el Secretario General.
Ambos nos unimos para instarles a iniciar con nosotros el proceso de completar la autodeterminación, tal y como aparece en la página web de la ONU.
No podemos seguir viniendo aquí una y otra vez, año tras año, para recibir poca o ninguna información por parte del Comité.
Ustedes no ayudan a nadie con este diálogo de sordos.
No logran nada mediante su continuo silencio.
Este importante Comité debe reafirmarse y hablar de una vez;
Y deben actuar en los términos que ya han delineado.
Su falta de manifestaciones o de acciones o incluso del valor necesario para aceptar nuestras continuas, y en este mismo momento renovadas, invitaciones a visitarnos envalentona a aquellos que nos acosan.
Señor Presidente, el actual Gobierno de España continúa mostrando una hostilidad considerable hacia Gibraltar.
Desde 2010, nuestras aguas territoriales ha sido invadidas continuamente por embarcaciones patrulleras armadas del Estado español bajo la absurda premisa de que Gibraltar no tiene aguas; una proposición que no tiene ningún fundamento en el derecho internacional, ni tan siquiera en el pensamiento racional.
El actual Gobierno de España continúa cuestionando nuestro modelo económico, incluso cuando el resto del mundo y la UE lo aceptan y además crea puestos de trabajo para muchos ciudadanos españoles.
Además, nuestras asociaciones deportivas siguen teniendo que superar objeciones españolas para poder ser reconocidas internacionalmente.
Sin embargo, estoy encantado de informarles, señor Presidente, que nuestra asociación de fútbol ha sido admitida recientemente en la UEFA después de una larga batalla legal contra las objeciones políticas y antideportivas de España.
¡Como puede ver, señor Presidente, cuando Gibraltar se somete a un juicio justo e imparcial, ganamos!
Juego, set y partido.
Es por ello que, en varias ocasiones, desafiamos a España a que acuda a los tribunales internacionales, pero siempre se echa atrás.
También lamento profundamente que el actual Gobierno de España se haya retirado del Foro Trilateral de Diálogo, donde, junto con los Gobiernos de Gibraltar y del Reino Unido, las discusiones entre las tres partes estaban progresando.
Mi Gobierno mantiene su firme compromiso con el Foro Trilateral de Diálogo.
El Reino Unido ha expresado idéntico compromiso con el Foro.
De hecho, voy más allá señor Presidente, quiero expresar la solidaridad de mi pueblo con el pueblo de España en este difícil momento económico para ellos.
Actualmente, ya ofrecemos unos 10.000 puestos de trabajo para los trabajadores transfronterizos que viven en una zona de España que sufre un 40% de desempleo, pero que han encontrado empleo en Gibraltar.
Estamos dispuestos a trabajar con un Gobierno español que olvide su obsesión medieval con el control de la soberanía de nuestro país y que esté dispuesto a aprovechar las oportunidades que ofrece nuestra frontera para el beneficio humano y comercial mutuo – como ya estamos tratando de hacer con las receptivas autoridades municipales de la vecina ciudad española de La Línea.
Esto crearía puestos de trabajo; traería mayor prosperidad y estabilidad a nuestra región y marcaría un paso en la dirección correcta para todos nosotros.
Ayúdennos a hacerlo.
Envíen una señal clara y explícita – que el futuro no está en que España busque retornar a las fronteras establecidas en el pasado por los monarcas absolutistas de la fragmentada y violenta Europa de 1713;
Sino, en avanzar de manera conjunta hacia una Europa unida de pueblos y naciones pacíficas que trabajen juntos, donde se respete nuestro derecho a decidir nuestro futuro como exige el derecho internacional.
Señor Presidente, mi Gobierno quiere trabajar con su Comité a fin de completar la descolonización de Gibraltar en ese contexto.
Queremos colaborar con los órganos de las Naciones Unidas con el fin de trazar una hoja de ruta hacia la cuarta opción para la descolonización de nuestro país, según el principio de la autodeterminación que, según ustedes han aceptado, es aplicable a todos los dieciséis territorios restantes sin excepción.
Ese es nuestro derecho.
Esa es su obligación.
Ustedes ya han malgastado mucho de nuestro tiempo.
Ahora exigimos que empiecen a actuar proactivamente en defensa de nuestros derechos.