Introducción del Embajador del Reino Unido en España, Simon Manley, al discurso del Ministro Principal, Fabián Picardo, en Madrid
Gibraltar, 3 de febrero de 2015
No quiero hacer una introducción ni un discurso formal. Confío en que hoy estén ustedes aquí para oír hablar de Gibraltar, de boca del dirigente elegido por los gibraltareños.
Sin embargo, en mi cargo anterior como Director para Europa en la Foreign Office en Londres y ahora como Embajador [del Reino Unido] en España, he podido formarme una impresión personal de Gibraltar: de su rica historia, su amplia cultura, sus grandes oportunidades y de los retos a los que se enfrenta hoy en día.
Quiero decir que hay muchos estereotipos sobre Gibraltar. También hay muchos estereotipos sobre la prensa del Reino Unido, sobre los británicos en general y —cómo no— sobre los españoles. Después de haber estado en Gibraltar, me queda muy claro que la mayoría de esos estereotipos están muy lejos de la verdad (bueno, salvo uno: el fish and chips es excelente).
En primer lugar, los gibraltareños no son sólo de origen anglosajón. De hecho, Gibraltar es un verdadero crisol de culturas mediterráneas. Sus antepasados proceden de diversos lugares: de la Península Ibérica, de Malta, de Génova o de Tánger, tanto como del Reino Unido. Es un lugar donde judíos, musulmanes y cristianos se mezclan y trabajan con una naturalidad ejemplar.
Segundo: Gibraltar tampoco es una colonia británica. Es una democracia constitucional moderna con una vibrante libertad de prensa, que —como el Ministro Principal muy bien sabe— da pie a unos debates políticos muy animados. En Gibraltar, el Gobierno británico sólo es responsable de la Defensa y las Relaciones Exteriores, y ése es el motivo de mi presencia hoy aquí.
El tercer estereotipo es que Gibraltar es una economía que depende de la base naval británica. Esto tampoco es cierto: durante mis visitas allí, lo que más me llamó la atención fue su dinamismo económico y, lo que es más importante, su extraordinario potencial para un mayor desarrollo, no sólo dentro de sus fronteras, sino en toda la región. Un verdadero arco de prosperidad.
Con frecuencia hablamos de la necesidad de una mayor cooperación transfronteriza. Existe ya —por supuesto— una gran cooperación, que queda reflejada en los miles de trabajadores españoles que todos los días cruzan la frontera, pero podemos hacer más.
He tenido la oportunidad de conocer mejor al Ministro Principal, Fabián Picardo, a lo largo de estos últimos años y lo que más me ha impresionado es su visión para el futuro de Gibraltar: una economía boyante y moderna, capaz de generar prosperidad tanto dentro como fuera de sus fronteras. Me consta que, dada su experiencia profesional como abogado y como graduado de nuestra magnífica Universidad de Oxford, aportará muchos más argumentos que yo para ilustrar esta visión de futuro.
Por último, la importancia de este acto, para mí, es que debería facilitar el diálogo y el intercambio de opinión. Como ya sabrán, el Gobierno británico tiene el propósito de volver, cuando sea posible, al foro trilateral entre Gibraltar, el Reino Unido y España. Aunque reconocemos que el Gobierno de España no apoya esta idea, mantenemos el firme propósito de encontrar vías alternativas de diálogo y esperamos y creemos que ya estamos muy cerca de llegar a un acuerdo sobre un formato ad hoc. No será perfecto y, al igual que otros formatos, será criticado, pero la democracia es así. Realmente espero que el día de hoy nos acerque más a ese objetivo y sirva para aumentar las posibilidades de diálogo y cooperación.
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