Discurso del Ministro Principal en el 4º Comité de la ONU

El Ministro Prinicpal responde al delegado español y plantea cooperación a pesar de la hostilidad del gobierno de España

Fabián Picardo

Ministro Principal de Gibraltar

Discurso ante la

CUARTA COMISIÓN

DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS
 

NUEVA YORK

Miércoles, 8 de octubre de 2014

Señor Presidente:

Los miembros de esta Comisión recordarán que el año pasado, después de mi intervención, el excelentísimo Embajador de España respondió acusándome de haberles inducido a error.

Por supuesto, nada de lo que afirmé ante la Comisión el año pasado faltaba a la verdad ni se había tergiversado de ningún modo aunque gran parte de lo que el embajador ha declarado hoy no refleja la realidad.

De hecho, desde entonces, habrán recibido un informe de la Oficina del Viceministro Principal de Gibraltar[1], en el que se detallan las largas colas, incentivadas por motivaciones políticas y provocadas artificialmente por el Gobierno de España en nuestra frontera internacional terrestre.

Asimismo, en él se detallan las incursiones de buques del Estado español en las Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar.

Las colas fronterizas afectan a los 10.000 ciudadanos españoles y europeos que residen en España y se desplazan a Gibraltar diariamente para trabajar.

La Comisión Europea calificó tales colas de “injustificadas” y “desproporcionadas”.

De hecho, la Comisión Europea se ha pronunciado recientemente a favor de Gibraltar sobre las numerosas quejas presentadas por el Gobierno de España en relación con temas medioambientales, quejas que el embajador ha repetido hoy, pero que la Comisión considera sin fundamento.

Según la información presentada en reciente informe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento británico, las repetidas incursiones en Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar han llevado al Ministerio de Asuntos Exteriores británico a convocar al Embajador español en el Reino Unido hasta cinco veces, una cifra sin precedentes, entre septiembre de 2010 y Mayo de 2014.

Ninguno de estos hechos debe ser motivo de orgullo para el actual Gobierno de España

Tan sólo durante el pasado fin de semana, hemos presenciado varios incidentes impropios de un supuesto socio amistoso de la UE y aliado de la OTAN y que claramente atentan contra la integridad territorial de Gibraltar.

El sábado, una embarcación de la Aduana española navegaba en aguas gibraltareñas sin señalización[2]. El domingo[3], la noticia de una incursión aérea en el Sunday Express y, ese mismo día, un buque de investigación oceanográfico español[4] golpeó un RHIB de la Royal Navy con su sonda. Encontrarán toda la información al respecto en mi presentación por escrito.

Tan sólo en los últimos dos meses, se han producido 245 incursiones ilegales de buques españoles en Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar.

A todas estas incursiones se ha respondido con actuaciones marítimas y/o mediante notas verbales diplomáticas.

Estas 245 incursiones —como el resto— no tienen un valor de facto o de iure que pueda asistir al Gobierno español a la hora de reivindicar la soberanía española de las aguas que circundan Gibraltar.

Porque las aguas que circundan Gibraltar siguen siendo igual de británicas antes, durante y después de cualquier incursión.

De hecho, a este respecto, en 1966, el Reino Unido —con el apoyo de Gibraltar— ya instó a España a que elevara su reivindicación sobre nuestras aguas a la Corte Internacional.

Pero en diciembre de dicho año, España descartó esta vía de actuación.

Más de medio siglo después, hemos conocido las razones por las que seguimos a la espera a las puertas del Tribunal.

En un sincero discurso pronunciado en diciembre del año pasado[5], el Ministro de Asuntos Exteriores español declaró claramente que la razón por la que España no se ha dirigido al Tribunal Internacional del Derecho del Mar es que, según el asesoramiento recibido, perdería el caso.

Es decir, España está persiguiendo una causa mediante incursiones ilegales en aguas ajenas que perdería ante el tribunal internacional competente.

Las incursiones no cambian nada, pero sí ponen en peligro vidas y desvían a las fuerzas del orden de lo que es realmente relevante: la lucha contra el crimen organizado.

Efectivamente, en el Estrecho de Gibraltar sufrimos la actuación de bandas de narcotraficantes que transportan toneladas de cannabis y cocaína desde la costa del norte de África a España para su distribución en el resto de Europa.

Obviamente, no pretendo culpar de ello a las autoridades españolas.

No obstante, sí les culpo por la pérdida de un tiempo y unos recursos preciados al entrar en inútiles juegos de soberanía sobre las aguas del Peñón, en vez de colaborar con las fuerzas del orden gibraltareñas.

Seamos maduros; acabemos con el juego del ratón y el gato tanto en el mar como en las primeras planas de los periódicos.

En Gibraltar, estamos dispuestos a romper viejos moldes y colaborar con las autoridades españolas competentes partiendo de una sencilla base de respeto mutuo a la jurisdicción reconocida a ambos por esta misma institución, las Naciones Unidas.

Porque, cuando menciono las Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar, me refiero a las aguas reconocidas como británicas por todos los Gobiernos de los excelentísimos delegados aquí presentes, quienes han suscrito la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS).

Consentimos atenernos a la jurisdicción establecida en el mapa de la UNCLOS y a la designación de derechos soberanos por parte de Naciones Unidas.

En ese claro contexto, ¿estará el Gobierno español dispuesto a colaborar con nosotros, al menos en esta importante tarea para la aplicación de la ley?

Ya veremos, pero confío poco en que hagamos progresos.

Verán, este año, en la Estrategia de Acción Exterior de la política exterior española, el Gobierno español dedica dos páginas al objetivo de recuperar la soberanía de Gibraltar.

Seamos claros, lo que vemos en la incentivación de las colas desproporcionadas, en las constantes incursiones en nuestras aguas y en el espacio aéreo de Gibraltar, y en las repetidas difamaciones de Gibraltar tanto hoy en este foro como en los medios internacionales es una estrategia del actual Gobierno español para conseguir su objetivo de política exterior más importante: la recuperación de la soberanía de nuestro Peñón.

Bueno, ellos pueden asignar la cantidad de su presupuesto anual que desee a dicho objetivo, pero nunca conseguirán este propósito.

Realmente no sé qué parte de “GIBRALTAR NUNCA VA A SER ESPAÑOL” no logran entender.

No obstante, aquello sobre lo que los Gobiernos del mundo, aquí presentes hoy, deben reflexionar es el hecho de que, con el fin de lograr la soberanía de Gibraltar, el actual Gobierno español ni siquiera permite que el pueblo gibraltareño exprese su voluntad, tal y como han oído al distinguido embajador precisar en su intervención.

Su evidente objetivo actual es arrebatar la soberanía de Gibraltar incluso contra la voluntad de la población del territorio, buscando en el proceso únicamente un compromiso bilateral con la potencia administradora, el Reino Unido, e ignorando la voz y los deseos de los gibraltareños.

Con el debido respeto, no son políticas propias del siglo XXI, por decirlo suavemente.

Éstas no son las políticas sobre los principios de consentimiento y de autodeterminación que su Comisión debe defender al velar debidamente por los derechos de los pueblos coloniales.

Y deberían por tanto rechazar esta actitud.

Las negociaciones bilaterales no van a producirse. Nosotros, los gibraltareños, tenemos el derecho de veto sobre cualquier acción en este sentido.

Diversos Ministros Principales de Gibraltar ya han explicado por qué, según el marco legislativo y la doctrina de las Naciones Unidas, somos nosotros —el pueblo gibraltareño—los únicos legitimados para decidir el futuro de Gibraltar expresando nuestro inalienable derecho de autodeterminación.

Éste es el único camino para nuestra descolonización y salida de la lista de territorios no autónomos, haya o no una reivindicación de soberanía pendiente.

Señor Presidente, el pueblo gibraltareño es una nación trabajadora que sólo desea una coexistencia pacífica con todos sus vecinos.

Nos gustaría colaborar con las autoridades nacionales, regionales y municipales del Reino de España para impulsar las oportunidades de negocio que la Bahía de Gibraltar ofrece a las empresas que quieren acceder al mercado único de la Unión Europea.

Señor Presidente, toda la zona de la Bahía de Gibraltar se puede transformar en una fuente de prosperidad para ambos territorios, que acabaría con la elevada tasa de desempleo que actualmente azota al lado español.

Si colaboramos en asuntos ajenos a la soberanía a través del establecido Foro Trilateral de Diálogo, un objetivo por el que el anterior Gobierno español luchó con valentía y que esta Comisión acogió de buen grado, podemos construir juntos nuevas relaciones de confianza y seguridad que generarán un valor humano y económico real a corto, medio y largo plazo para la población de toda la zona de la Bahía.

Reafirmamos nuestro compromiso con el Foro Tripartito, tal y como lo hace el Reino Unido, y con el establecimiento de un diálogo con el Gobierno español, a pesar de su continua hostilidad, reflejada tanto en su discurso como en sus actos.

No es que pongamos la otra mejilla, sino que creemos en la diplomacia y el diálogo como motores para un cambio duradero y como catalizadores del respeto entre posturas opuestas e irreconciliables.

Tendemos una mano amiga al pueblo español, una mano de colaboración económica, una mano de reconciliación política.

Junto con el Gobierno del Reino Unido, hemos propuesto conjuntamente un proceso de conversaciones ad hoc oficiales y técnicas, paralelas al Foro Trilateral de Diálogo, para iniciar la comunicación y el diálogo.

Nuestra invitación es clara y sincera. Pero no se confundan: Gibraltar es NUESTRA tierra, y lo será siempre. ¡Sólo nosotros decidiremos nuestro futuro!



[1] Joseph García, quien también acompaña al Ministro Principal en Nueva York.

[2] El sábado, una embarcación aduanera española hizo una incursión en Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar con las luces de navegación apagadas y hostigó a los tripulantes de una embarcación de recreo gibraltareña. Este hecho requirió la presencia de la Policía Real de Gibraltar. El control de la Royal Navy urgió repetidamente al buque español a cumplir con las normas básicas de navegación internacional y a mostrar las luces, dado el riesgo que suponía mantenerlas apagadas, pero el buque no accedió.

[3] El domingo, Gibraltar se levantó con la información publicada por el conocido periódico británico The Sunday Express sobre un incidente en el que dos cazas de las Fuerzas Aéreas españolas llegaron a acercarse hasta una distancia de 800 m a un avión comercial en vuelo de aproximación final al Aeropuerto de Gibraltar. 

[4] La misma tarde del domingo, un buque de investigación oceanográfico español, el Ángeles Alvariño, entró en Aguas Territoriales Británicas de Gibraltar para recoger  muestras de agua por medio de una sonda, sin el consentimiento de las autoridades gibraltareñas competentes. La Royal Navy acudió al lugar de los hechos y la sonda del buque de investigación español golpeó el RHIB de la Royal Navy. También acudieron el resto de autoridades de la zona.

[5] Discurso en la Universidad Pontificia de Comillas del 9 de diciembre de 2013.

141008 Discurso del Ministro Principal en el 4º Cte ONU.pdf